La insoportable bloguedad del Ser

«El hombre, es el único animal para quien su propia existencia constituye un problema que tiene que resolver y del cual no puede escapar». Erich Fromm

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Posts Tagged ‘Reflexiones’

¿Qué es un niño?

Posted by zeptymuz352 en diciembre 29, 2010

Existen dos cosas en este mundo que me indignan, me cagan y me hacen pensar que 180 millones de años de «evolución humana» han servido para una chingada!!

Los seres más indefensos dentro de nuestra indigna historia evolutiva son los animalitos y nuestros niños. A los primeros los cazamos para alimentarnos de ellos y luego, hipócritamente, los capturamos para domesticarlos y darles una mejor vida (por así decirlo y más hipócritamente), hacernos de su compañía… ¿y a los segundos?

A nuestra descendencia, solo la hemos traido para preservar la especie y acompañarnos en la porquería que hemos construido «inconscientemente» (seguimos con hipocrecías): este «mundo moderno».

Yo creo que nuestros tatarabuelos los pitencantropus los cuidaban mejor aún en las peligrosas condiciones en que vivían al día para poder sobrevivir y claro está, por las fortuitas razones de que no tenían que hacerlo por dinero.

Hoy en día las cosas han cambiado al punto de rayar en la locura misma por no entender que esos seres indefensos, no tienen la culpa de lo que nos hemos convertido: Frankeinstains horrendos por un capricho «divino de imágenes y semejanzas» que en el fondo nos inventamos. ¡Maldito Dios que tooodo lo ve! ¡Lo odio por entrometido!

Pero vayamos al grano y como dirían en mí (¿tuyo, nuestro?) «pueblo», ¡A lo que te truje Chencha!: volvamos al título de este post… ¿Qué es un niño?

Existe un escrito al respecto de Rodney Collin (que sépa la chingada quién es!!) y dice más o menos así, enlace: ¿Qué es un niño?

¿Ya lo leyeron? Ok… Ahora vean estas fotos y me dicen si están de acuerdo:

Ahora, con los poderes que me confiere el hecho de hacer lo que se me da la regalada gana con ese «pensamiento» arriba redirigido e incrustado en un enlace, me dispongo a reconvertirlo. Espero que les guste y si no es así, al menos léanlo:

«Entre la inocencia de la pérdida de infancia y la indignidad de la madurez, encontramos una encantadora criatura llamada niño que tiene que chingarle para subsistir.

Los niños vienen en diferentes medidas, pesos y colores (todo eso no importa, igual sirven para trabajar), pero todos tienen el mismo credo: sufrir cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día y de trabajar silenciosamente (su única arma para sobrevivir) cuando el último minuto se termina y los padres los meten a la cama con la idea de que no coman mucho y trabajen más.

A los niños se les encuentra dondequiera: en la construcción, debajo, dentro, trapeando, cargando, chingándole o brincando para que no se les venga encima lo que no pueden cargar. Las mamás los esperan abnegadas, las niñas trabajan por igual, los hermanos mayores los toleran silenciosamente, y sin saber porqué, trabajan junto a ellos; los adultos los ignoran como siempre y el cielo los ha dejado de proteger.

Un niño es la verdad inescrutable, silenciosa y con la cara sucia de las labores que realiza y que no son propias para él; la belleza marchita con una cortada en el dedo, la sabiduría con el chicle en el pelo y la esperanza del fruto con una rana metafórica en el bolsillo esperando que el maldito destino solo sea otra metáfora más de su propio destino.

Cuando estás ocupado, un niño es un carnaval de ganancias perdidas, de ruido desconsiderado para la maldita codicia de los adultos estultos, molesto y entrometido por no dar más. Cuando quieres que dé una buena impresión lo exhibes como el mejor de tus trabajadores, su cerebro se vuelve de gelatina porque no ha comido ni descansado o se transforma en una criatura salvaje y sádica orientada a destruir su propia vida por no comprender el mundo y a su propia desdicha.

Un niño es una combinación –tiene el apetito de un caballo pero no come igual, la digestión de un traga-espadas por no tener otra cosa en la panza mas que punzadas, la energía de una bomba atómica porque si lo golpeas, trabajará más, la curiosidad de un gato acorralado cuando piensa en cómo escapar de su desdicha, los pulmones de un dictador para gritar en silencio su dolor, la imaginación de Julio Verne para escaparse en 7 mil leguas de infortunio imaginario, la vergüenza de una violeta lejana para saber que esa flor tiene un aroma  que no ha de olfatear y solo puede aspirar a mirarla de lejos, la audacia de una trampa de fierro cuando se las ingenia a no seguir trabajando, el entusiasmo de una chinampina cuando explota dentro de sí para apagarse enseguida por no poder hacer nada y cuando hace algo tiene cinco dedos en cada mano para postergar todos su sueños, si para postergarlos unos minutos y seguir en sus labores propias de quien no las escogió.

Le encantan los helados porque se imagina ¿a qué sabrán?, las navajas para soñar que con ellas se cortan sus cadenas, las sierras porque jamás las han visto, las navidades que nunca disfrutarán, los libros con ilustraciones que solo se imaginan, las clases de música que les ofrecen los pajarillos que escuchan a lo lejos, las corbatas aunque no sepan para que sirven, los peluqueros ¿quienes son esos?, las niñas sí, sus compañeras hermosas que los acompañan en la desdicha, los abrigos ¿para qué sirven?, los adultos ¡detestables!… y la hora de acostarse, por fin a descansar…

Nadie más se levanta tan temprano, (solo ellos para seguir trabajando) ni se sienta a comer tarde porque no conocen otra hora después de caido el sol. Nadie más se divierte tanto con los árboles, perros y la brisa que los mismos que los han esclavizado. Nadie más puede traer en el bolsillo un cortaplumas oxidado, media manzana podrida, un metro de cordel, un saco vacío, dos pastillas de chicle masticado, seis monedas de ensueño, una honda fabricada con harapoz, un trozo de sustancia desconocida que tal vez sea tóxica y un auténtico anillo supersónico con un compartimiento secreto para escapar de la locura. ¡Todo imaginario!

Los niños son profundamente afectados por el ejemplo (Sí, de esta maldita realidad atiborrada de deseos), y en segundo término por las explicaciones que nunca les platican de su infortunio, cuando éstas son simples y claras: Tienes que trabajar para sobrevivir…

Lo más importante es que crezcan en un ambiente libre de negatividad, o sea: trabaja, trabaja, trabaja… e impulsados a tener confianza y a expresar su propio ser desmenbrado y amputado por la maldita codicia de este mundo.

Enséñalos a decir la verdad y después a que la callen, a ser honestos y sinceros pero siempre en silencio.

Eso es lo más importante… Oh sí!! Maravilloso mundo capitalista, maldita codicia, maldito dinero!!»

Preguntémosle a los niños de las fotos acerca de ese escrito: «¿Qué es un niño?»

Lo lamento, pero me adenlanté y contesto por ellos y sin pedirles permiso. Tal vez ellos sean menos mezquinos que yo, pero así lo veo, lo siento así por el alma de infante que creo aún conservar… 😦

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La aceptación de la ignominia

Posted by zeptymuz352 en diciembre 18, 2010

«Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena».

Mahatma Gandhi

«30 mil muertos» se dice fácil, no se ocupa para el enunciado más que un número y dos palabras para dictarlo. Olvidemos por un momento si esas vidas extintas de personas buenas o malas eran o no merecidas, eran o no necesarias.  A la muerte, supongo, no le interesan este tipo de estadísticas y dicernimientos asequibles y fáciles de digerir. Ante la muerte, creo que no existen medias tintas, se acepta por sí misma y por irremediablemente ineludible. Solo es cuestión de entender «el cómo, el cuándo, el dónde y por qué».

¡Pero no!, no es la muerte la encargada y responsable de salvaguardar nuestra existencia; ella solo espera, con su paciencia inescrutable a que nosotros, los seres humanos, la caguemos y le adenlantemos (y porqué no, también), le carguemos un poco más (por así decirlo), de su ya de por sí atribulado trabajo…

Entonces (me pregunto y les pregunto): ¿quienes son responsables de salvaguardar nuestras vidas dentro de una sociedad, una cultura o uno de esos moldes creados por nosotros mismos y que llamamos «gobiernos»? ¿Quién ó quiénes? ¿En quiénes depositamos nuestras ilusiones (por no decir esperanzas) para que comanden dichos gobiernos? ¿Los políticos? ¡Bah! esos, de antemano sabemos que no sirven más que para enriquecerse a nuestras costillas. ¿Entonces quién puede ser el responsable de garantizarnos (¡no bienestar!), sino simplemente, un poco de seguridad para salir a la calle y sentirnos tranquilos?

Éstas, como las acaban de leer, son solo preguntas. Olvidémoslas, ¡a la chingada!, volvamos a los «30 mil muertos»… (y también a otro tipo de preguntas):

¿Quiénes eran? ¿Cómo se llamaban? ¿Qué hicieron para merecer morir? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué…?

¿Tan indiferentes y pendejos nos hemos convertido para no poner un poco de atención en esto que nos afecta a todos? ¿Para no buscar un remedio que termine con tanto sufrimiento? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo terminará este catálogo de agravios que no nos merecemos?

Ante antier, fueron 49 bebecitos en Sonora; no hay culpables… antier fueron estudiantes, civiles inocentes y 20 turistas masacrados por «equivocación» y «bajas colaterales»; no hay culpables… ayer (y vergonzosamente), una señora, una madre que solo pedía justicia por esclarecer el asesinato de su hija; no hay culpables, bueno, solo chivos expiatorios… y hoy, hoy no lo sé, no se lo deseo a nadie, pero podríamos ser tú, o yo… ¿Habrá culpables?

¿Y mañana? ¿Qué pasara mañana?

De nosotros y solo de nosotros depende que todo este catálogo de agravios no se repita; pero de esto último, no estoy seguro, solo son esperanzas, sueños guajiros…

Perdón, pero me declaro incompetente para entender que la razón y la alegría que nos hace únicos en este planeta, se nos ha escapado de las manos, me declaro imbécil por no entenderlo, por no comprender…

(Dedico este escrito a mi amiga Tere, por 1.- Haberme sugerido escribir al respecto y 2.- Por compartir conmigo la misma zozobra, la misma preocupación y la candidez de creer que podemos cambiar esta situación… ¿Cómo? No lo sé, ayúdenos por favor…)

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Los nadies

Posted by zeptymuz352 en octubre 29, 2008

La realidad es muy distinta a lo que vemos en la televisión y a lo que nos hacen ver quienes ostentan el poder. Y por esa razón, quiero compartir un pequeño cuento de Eduardo Galeano que ejemplifica perfectamente lo anteriormente escrito y que en lo personal, me encanta. Porque creo que la mejor y más hermosa manera de crear conciencia en alguien o de cultivar una sensibilidad, es haciéndolo de una manera por así decirlo: Poética.

Los nadies de Eduardo Galeano:

«Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata».

El video, también es digno de verlo:

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